El grano de café tostado, si se encuentra correctamente almacenado debe tener una vida útil bastante prolongada, sin presentar ninguna muestra visible de deterioro. No obstante, con el paso del tiempo, algunas de sus propiedades organolépticas asociadas a la intensidad de sabor y aromas, se van degradando.

El café luego de ser tostado se debe dejar en reposo algunos días, tal que alcance estabilidad en cuanto a estas propiedades. El reposo, según nuestra experiencia y la opinión de muchos tostadores expertos a nivel internacional, oscila mínimo entre 7 a 15 días, y dependiendo del origen y variedad del café, las condiciones ambientales y también al sistema de guarda con el que se le hace reposar, podría incluso extenderse hasta 20 días. Un aspecto muy relevante que toda persona que desea consumir una exquisita taza de café debe saber, es que el café debe hacer reposo dado que luego del proceso de tueste - y también inmediatamente de ser molido - comienza a liberar CO₂ , el cual envuelve al café, obstruyendo la solubilidad de los compuestos que otorgan el sabor y aroma a la bebida, resultando en una taza desabrida o insípida, o con sabores desagradables a madera o tierra húmeda, incluso sabores picantes, entre otros. ¡Por eso el consejo es, Paciencia! Vale la pena esperar el reposo. Así lograremos obtener el máximo potencial organoléptico de todos los componentes solubles de nuestro café de especialidad.

Este potencial puede ser más duradero (varios meses) si utilizamos empaques apropiados – tema que desarrollaremos en otro artículo más en detalle – y si realizamos la molienda justo antes de preparar o extraer el café.

En definitiva, el café no caduca, pero sí sufre degradación, la cual, con consejos técnicos como chequear la fecha de tueste, la calidad del empaque, preferir comprar grano entero, moler en el momento de la extracción, entre otros, se puede controlar.